“Las guerras privadas
del clan Bonaparte”
Madame
de Rémusat
Arpa
Barcelona, 2019, 320 pp.
«Napoleón no llegó solo a Francia. Lo hizo rodeado de un
clan familiar hambriento y ambicioso de poder». (Stefan Zweig).
Ana
Alejandre
Las memorias de Claire,fueron escritas después de la caída del emperador y
cuando los Rémusat se hallaban instalados cómoda y satisfactoriamente en la
Francia de Luis XVIII, ofrecen un perfecto retrato pleno de fina ironía y sacan
a la luz la verdad de la corte de Bonaparte y las mezquinas querellas
familiares entre los Bonaparte y los Beauharnais
Napoleón Bonaparte, cuando creó su corte, nombró a Madame de Rémusat dama de
compañía de la emperatriz Josefina. Este nombramiento no era un capricho de
Bonaparte, sino que lo hizo por las cualidades de dicha señora, autora de esta
obra, ya que hacía gala de su ingenio, inteligencia y bagaje cultural. Por
estas características tan envidiables pasó también a ser la conversadora
favorita de Napoleón, así como también fue la acompañante predilecta de la
emperatriz Josefina, de la que pasó a ser amiga y confidente desde el
principio.
De esta forma, Madame de Rémusat se convirtió en un testigo privilegiado de
aquellos años convulsos, los primeros del siglo XIX en Francia. Por ello, estas
memorias están repletas tanto de juiciosas y sensatas ideas políticas, como de
comentarios, muchas veces críticos y mordaces, sobre la vida de la extraña
familia Bonaparte, que los convierte casi en una crónica de la vida secreta de
Napoleón y a esta obra en un verdadero tratado de psicología cargado de humor.
La autora escribió esta especie memorias después del derrocamiento de
Bonaparte, y cubre el período de de 1802 a 1808, cuando los propósitos que
tenía Napoleón sobre España iniciaron los primeros desacuerdos entre el
Emperador y Talleyrand.
“Las guerras privadas del clan Bonaparte”, libro inédito hasta ahora en
España, es más que una especie de colección de vivencias a modo de reportaje
periodístico, realizado en el seno del clan Bonaparte, cuando aún no existía el
periodismo amarillista, ni la fotografía, ni los reporteros gráficos llamados
actualmente “paparazzi”. Por ello, el relato de la coronación en Notre Dame y
sus imprevistos sería objeto de un reportaje adecuado a la mejor revista del
corazón.
Roca-Ferrer, filólogo clásico, traductor de Horacio y notario, manifiesta
claramente que la “ingratitud”de la autora hacia su benefactor se puede deber a
un “olvido consciente” del hecho de que su marido y ella fueron personajes
importantes y viveron muy felices gracias a Napoleón durante más de tres lustros
Cuando Napoleón fue derrotado en la batalla de Waterloo, Madame Rémusat y su
marido se adaptaron perfectamente a la restauración borbónica y, aunque su
marido perdió su puesto en el funcionariado imperial, recibió el privilegio de
ser nombrado, por Luis XVIII, al entonces conde de Rémusat, en 1815, prefecto del Haute-Garonne y, más tarde, en Lille, prefecto
del Norte, hasta 1822, un año antes de su muerte.
La obra de Madame de Rémusat no fue conocida hasta después de su muerte, cuando
su nieto, Paul de Rémusart, publicó su “Memoires”, seguidas por parte de su
correspondencia con su hijo Charles de Rémusat.
Madame de Rémusat, Claire, cuando era soltera, había perdido a su padre y a su
abuelo en la revolución de 1789, por haber estado implicados en la conspiración
de Saint Lazare, dirigida por el general Beauharnais, quien fue el primer
marido de Josefina Bonaparte, por lo que fueron guillotinados. La muerte y la
confiscación de los bienes de la familia dejaron a la familia, compuesta por la
madre y las hijas, Claire y su hermana Alix, en la ruina, hasta que casó con
Agustin Laurent de Rémusat que, por entonces era viudo.
Sin embargo, las memorias de Madame de Rémusat no serían conocidas, ni se
hubieran publicado, según el prologuista de esta obra, si la figura de
Talleyrand, personaje fundamental en en esa época de la historia de Francia. no
hubiera tenido tanta importancia en la vida del matrimonio Rémusat. Talleyrand
era un personaje de expresión fría y distante, silencioso y hermético, quien
impresionó a Claire a pesar de la diferencia de edad, pues ella era 26 años más
joven, y de la cojera del personaje,
Ambos se conocieron al coincidir en un viaje a Bruselas en 1803, durante el
Consulado. Dos años más tarde Talleyrand coincidió con el marido en Austerlitz
y después en Viena. Sin saber el motivo, comenzó s hablarle mal de Bonaparte,
de los defectos de carácter que tenía, aunque tenía confianza en que poseía cualidades para acabar la Revolución de Francia y crear un gobierno estable y confiaba en que podría dirigirle en lo relativo a Europa. Todas estas
confesiones por parte de Talleyrand consiguieron anular la admiración del
Claire hacia Bonaparte.
De todo ello, se deriva que Madame de Rémusat deja de llamar “el emperador”,
para denominarle “Bonaparte” y su falta de admiración hacia el personaje, se
advierte en su descripción física poco amable, aunque sea certera, ya que lo
calificaba como: «Bajo y desproporcionado, de cabellos ralos, mentón corto y
mandíbula cuadrada», propenso a unos ataques de cólera «violenta y positiva», y
añade: «falto de educación y de formas».
“Las guerras privadas del clan Bonaparte” es una interesante y
anotada selección de los mejores pasajes de las memorias de Madame de
Rémusat, e inéditas en castellano hasta el día de hoy.
Obra interesante para todo amante de la Historia, escrita por una testigo de
excepción de todas las vivencias que relata, tanto como testigo directo de los
hechos, o que llegó a saber, en su condición de confidente principal de los
personajes centrales como fueron Napoleón Bonaparte y su esposa, Josefina
Bonaparte, que la eligieron como su confidente y amiga predilecta y, por ell,o
entró en el círculo íntimo y familiar de la egregia pareja y pudo ser testigo
de todas las intrigas palaciegas que el propio título de la obra define
como “Las guerras privadas del clan Bonaparte” .