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Portada de “Crónicas de la Primera Guerra Mundial”, de Rudyard Kipling |
“Crónicas de la Primera Guerra Mundial”, de Rudyard
Kipling, colección de artículos de prensa sobre el conflicto bélico que asoló
Europa.
Artículos escritos para levantar el ánimo de la tropa y
animar al pueblo francés por la segura victoria de los aliados.
Todos los lectores
conocen a Rudyard Kipling lo hayan leìdo o no, pero su nombre les habla de un
gran escritor inglés aunque nacido en Bombay (la India) país en el que pasó los
primeros años de su vida y le marcó profundamente.
Escritor
especialmente controvertido que gozaba de pocas simpatías por sus ideas
imperialistas y militaristas, autor entre otras de la famosa obra “El libro de la selva” que fue llevada al
cine animado con gran éxito. Kipling, además, es considerado el creador de
ideas estereotipadas de países como la India o Japón, aunque todas estas
características no le impedían ser reconocido como un extraordinario cuentista
y un excelente poeta, a pesar de las críticas recibidas porque escribía versos
de excesiva claridad.
En esta obra Crónicas
de la I Guerra Mundial, corta en extensión porque sólo tiene 121 páginas,
constituida por la compilación de los artículos periodísticos de cariz
propagandístico para levantar la moral a la tropa y contra el ejército alemán,
al que calificaba de "deshumanizado", que escribió Kipling durante el
conflicto bélico llamado la Gran Guerra, no deja de hacer continuas alabanzas
al pueblo francés, a su cultura y lengua, en un denodado esfuerzo por fomentar
la sensación en los lectores de una futura victoria de los aliados.
Esta obra es un
conjunto de crónicas excelentes que sirven de eficaz testimonio de esa difícil
época que pasó Europa en la que los intelectuales tuvieron que sufrir una
excesiva presión para evitar sus críticas al conflicto bélicos, sus causas y la
forma de ser llevado a cabo por los gobernantes de los países aliados que
intervinieron en el conflicto.
Kipling no quiso
mantener un silencio cauto y manifestó sus ideas no siempre comprendidas, a
pesar de que su hijo Jack murió en el frente, lo que no le hizo perder el
fervor en defensa de sus ideas, aunque, paulatinamente, fue cayendo en una
profunda desilusión.
Esta obra es, pues,
una colección de crónicas escritas de primera mano por un testigo de excepción
que vivió en aquella convulsa época en la que Europa se vio envuelta en un espantoso
conflicto bélico que no arregló los problemas políticos existentes y que, dos
décadas después, se vio continuado con la II Guerra Mundial como colofón
siniestro a la locura humana.
Por ser artículos
periodísticos que obligan a la brevedad y la concisión, esta obra ofrece una
lectura amena, clara y directa de la controvertida visión personal de su autor
de la I Guerra Mundial, uno de los mejores escritores de cuentos en lengua
inglesa que ofrece en todos sus escritos una prosa, clara, sencilla y directa.
Su lectura es
recomendable pues no es una obra escrita a
posteriori y usando los archivos históricos de la I Guerra Mundial, sino
que tiene el interés intrínseco de estar escrita por quien la vivió
directamente y realiza un continuo intento para elevar no sólo la moral de los
soldado, sino también para animar a la población civil europea de la natural
depresión por ser los destinatarios directos del sufrimiento, terror y muerte
que conlleva un conflicto armado de la magnitud de la Gran Guerra.
Se podrá estar de
acuerdo o no con los planteamientos que hace Kipling, pero sus comentarios al
respecto de los sucesos bélicos no pueden dejar indiferentes a nadie, porque en
ellos se muestra el esfuerzo de un hombre, de un gran escritor, por encontrarle
sentido al sinsentido de toda contienda, de toda carnicería que es toda guerra,
en
la que nunca puede haber vencedores ni
vencidos, sólo países derrotados por el sufrimiento, el horror y la muerte en
una escalada mortal de locura colectiva.
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Crónicas de la Primera Guerra Mundial,
Rudyard Kipling, Traducción de Amelia Pérez de Villar.` Fórcola. Madrid, 2016.